¡Finalmente ha llegado el verano!. Las piscinas empiezan a estar llenas y es el momento de disfrutarlas. Pero como lo cortes no quita lo valiente, vamos a repasar las precauciones para que nada nos impida disfrutar del tan esperado verano.
El cloro produce mucha sequedad en la piel y esta queda más sensible ante ciertas patologías relacionadas con el baño que, aunque no son graves, sí son muy molestas.
¿Como las evitamos? Usando zapatillas para no contagiarnos de bacterias y hongos en los pies al caminar por los bordes de las piscinas (a los hongos les encanta la humedad y el calor ). No se lo pongamos fácil.
En las chicas, para prevenir los hongos vaginales ( candidiasis ), la higiene de la zona no debe ser excesiva, para no debilitar la flora protectora. Es conveniente cambiarse el bañador húmedo por otro seco después del baño. En caso de que nos diagnostiquen hongos de cualquier tipo, estos tratamientos deben iniciarse cuanto antes y cumplir el tiempo indicado para que no se reproduzca el microorganismo causante.
Las quemaduras solares: no creamos que el enrojecimiento que produce el sol en la piel cuando nos descuidamos es inofensivo. La radiación solar puede producir quemaduras de primer y de segundo grado, e incluso formar ampollas dolorosas que dejen cicatrices. No nos alarmemos y tomemos precauciones.
Debemos usar cremas con filtro solar adecuadas a cada tipo de piel. Si nos han sobrado del año anterior las aplicaremos en brazos y piernas, en el resto pondremos nuevas. La crema puede estar en perfectas condiciones, pero el filtro pierde, por eso tendremos cuidado, sobre todo en las zonas más sensibles. Si ya nos hemos quemado y es leve ( enrojecimiento) el dolor y escozor se alivian aplicando una loción » pos solar » y agua thermal, tantas veces como sea necesario. Si la quemadura es grave ( con ampollas ) hay que acudir al médico cuanto antes. Nunca romper las ampollas.
No nos la juguemos con nuestra piel, no tenemos » traje » de repuesto.