El balcón de Sandra, está contiguo al mío. Ambos dan a la calle San Pelayo, dónde el ambiente forma parte del decorado. A cualquier hora del día es, sin duda, la calle de Cangas de Onís por excelencia para pasear, comer bien y beber buena sidra en compañía; o sólo, ya que los asturianos son muy hospitalarios, amables, y, simpáticos. Por eso, ahora, con el confinamiento, resulta tan extraño verla vacía.
Sandra en su balcón, durante el confinamiento.